Si padeces bruxismo, ¿cómo puede ayudarte la fisioterapia?

El bruxismo se define como una actividad excesiva y repetitiva de la musculatura masticatoria de la mandíbula, lo que ocurre más frecuentemente durante el sueño.

En España se calcula que afecta al 30 % de la población infantil entorno a 6 años, alrededor de un 12% de adultos jóvenes y al 4% de 60 años en adelante; apareciendo por igual en hombres y mujeres.

A continuación, te contamos algunos detalles y sintomatología que puedes notar si sufres esta condición.

¿Qué es el bruxismo?

Es un trastorno por hiperactivación de los músculos del sistema masticatorio, en concreto maseteros, pterigoideos y temporales. Esto provoca que la persona que lo sufre cierre y apriete la mandíbula de forma exagerada haciendo rechinar los dientes. 

Esta disfunción no persigue ninguna funcionalidad, y puede ocurrir durante el día (asociado a períodos de estrés o realización de deporte) pero se da con mucha mayor frecuencia cuando la persona está dormida. Su origen está relacionado con micro despertares y la estimulación del sistema nervioso autónomo (encargado de controlar acciones involuntarias).

En la mayoría de los casos se trata de un hábito inconsciente, y el paciente no suele relacionar los síntomas con esta circunstancia hasta que no empiezan a aparecer ciertas complicaciones. En otros casos, los síntomas pasan inadvertidos hasta que recibe el diagnóstico en alguna revisión odontológica.

¿Qué síntomas aparecen con el bruxismo?

Los síntomas que pueden aparecer son muy variables, dependiendo de la frecuencia e intensidad con la que aparezca el bruxismo en una persona.

Alguno de los síntomas que puedes notar son:

  • Dolor en la mandíbula.
  • Irradiación del dolor a otras zonas: cuello, oído o cabeza (en las sienes).
  • Disfunción y sensación extraña en la articulación temporomandibular: chasquido, ruidos, arenilla, desviaciones, puntos de bloqueo o subluxaciones.
  • Tensión, hipertrofia, rigidez y dolor en la musculatura de la mandíbula, especialmente al despertar. Dificultad para abrir o cerrar la boca completamente.
  • Problemas cervicales musculares repetitivos.
  • Mayor sensibilidad dental al frío y calor; dientes aplanados o limados y esmalte dental desgastado, lo que puede alertar a nuestro dentista.
  • Alteraciones en el sueño (insomnio) o sensación de descansar poco. Además, apretar los dientes provoca un sonido de rechinamiento que puede ser percibido por la persona que duerma contigo.

A largo plazo puede generar efectos perjudiciales irreversibles: daño directo sobre piezas dentales, lesiones en la masticación y mordida o degeneración de estructuras internas de la articulación temporomandibular. 

¿Cuáles son las causas o factores de riesgo que provocan el rechinar de los dientes?

Las causas no son plenamente conocidas, y normalmente se atribuye a una combinación de varios de estos elementos.

  • Causas emocionales: épocas de mayor estrés, ansiedad, nerviosismo, tensión, frustración, falta de descanso… 
  • Personalidad competitiva o hiperactiva.
  • Edad: suele ser más frecuente en población infantil y joven.
  • Problemas de oclusión dental: alineación inadecuada de los dientes.
  • Antecedentes familiares con el mismo trastorno de bruxismo nocturno.
  • Consumo de medicamentos y otras sustancias excitantes: nicotina (tabaco), bebidas energéticas, té, café, alcohol…
  • Otros trastornos de salud asociados: Demencia, epilepsia, trastornos del sueño, trastorno de déficit de atención con hiperactividad…

¿Qué tratamiento se lleva a cabo ante este tipo de lesiones? 

Esta patología es considerada de origen multifactorial, por lo tanto, el tratamiento debe englobar a diferentes profesionales: odontólogos, médicos, fisioterapeutas y psicólogos.

Los objetivos que se persiguen es una minimización de los síntomas a través de un tratamiento conservador, para evitar los efectos adversos a largo plazo. Además, se intentará corregir los factores agravantes o desencadenantes del bruxismo. 

Por parte de odontología, se recomienda una férula oclusal o de descarga, que son dispositivos orales nocturnos cuya función es proteger los dientes superiores e inferiores del desgaste y otros daños. A la par, se suelen realizar controles rutinarios para valorar la evolución y afectación de las piezas dentales.

La fisioterapia, por su parte, se centra en la relajación de la musculatura masticatoria, clave para disminuir el dolor y reestablecer el funcionamiento normal de la articulación temporomandibular mediante la realización de ejercicios.

Es también esencial el abordaje psicológico para detectar y tratar el componente emocional de estrés o ansiedad y aprender ejercicios de relajación, entre otras técnicas.

Se aconseja mantener una correcta higiene del sueño que contribuya a mejorar la relajación previa antes de acostarnos (respetar horarios, evitar sustancias estimulantes o dispositivos móviles antes de acostarnos) e intentar desterrar ciertos hábitos que perpetúan la hiperactivación de los músculos masticatorios: evitar morderse las uñas, mascar chicles con frecuencia…

Es un ámbito de reciente investigación, por lo que están surgiendo nuevos tratamientos médicos para los casos más graves, como ciertas opciones farmacológicas o inyección de toxina botulínica.

Para los que quieran más información sobre el tema, este artículo desarrolla una revisión sistemática de los conocimientos actuales en materia de bruxismo.

¿Qué tratamientos realizamos en la clínica RECUPERATE para el bruxismo? 

Nuestros profesionales de fisioterapia realizarán una primera valoración de tu caso, y llevarán a cabo un tratamiento individualizado enfocado a reducir los síntomas y mejorar la función muscular y articular. Para ello, nos apoyamos en diferentes técnicas:

  • Técnicas diversas de terapia manual sobre la región de articulación temporomandibular, y tratamiento de las zonas periféricas (musculatura masticatoria, columna cervical, cuello, hombros…). A través del masaje, la terapia miofascial y las movilizaciones manuales se consigue la relajación de la musculatura, disminución del dolor, tensión y sobrecarga que se originan en los episodios de bruxismo.
  • Tratamiento con punción seca de los puntos gatillo de músculos mandibulares implicados en la sintomatología dolorosa. Esta musculatura lleva a cabo diferentes funciones como masticar, vocalizar, hablar, bostezar y mantener la curvatura adecuada de la columna cervical, por lo que la recuperación de su tono normal es clave en la rehabilitación.
  • A través de las ondas de choque podemos modular la inflamación de tejidos blandos y reparación de la elasticidad del tejido muscular contráctil.
  • Gracias a la tecnología de diatermia INDIBAÒ se aumenta el metabolismo celular y el riego sanguíneo de la zona afectada, activando la reparación de tejidos.
  • Estiramientos y ejercicios de apertura y cierre mandibular que ayuden a recuperar la biomecánica y movilidad normal. Con ello, mejorará la sensación de “bloqueo” o ruidos articulares. También te enseñaremos a estirar musculatura cercana del cuello y espalda, que influyen en la descompresión articular.
  • Terapias de relajación muscular progresiva, cuya finalidad es instruir en la autoconciencia de la tensión muscular y aprender ciclos de contracción-relajación de grupos musculares, para realizar de manera habitual y a largo plazo.

Este tratamiento se orienta a modular los síntomas de dolor muscular asociados a este trastorno, que contribuye a paliar los efectos del bruxismo nocturno. Además, se restaura el movimiento fluido y natural de la articulación mandibular.

Para finalizar, dejamos este artículo que repasa los tipos de tratamiento usados en la actualidad, mediante una revisión de publicaciones hasta la fecha.

Ante cualquiera de estos síntomas, ven a visitarnos y te ayudaremos a mejorar tu calidad de sueño.