Escalada y rotura de las poleas de los dedos. ¿Qué es y cómo se puede tratar?

La escalada ha vivido un gran auge de popularidad gracias a los rocódromos en las ciudades y la medalla de Alberto Ginés en los Juegos Olímpicos de Tokio 2021. Debido a la dificultad técnica y al gran número de personas que la practican, cada vez son más frecuentes lesiones específicas en los dedos y las manos, como puedes ver en este artículo.

Dentro de todas las estructuras musculo-tendinosas, las poleas son las que se dañan con más frecuencia, al soportar la gran tensión del peso corporal. Si estás inmerso en este deporte, muy probablemente habrás oído hablar de ello, puesto que son lesiones que pueden alejarte un tiempo de la roca.

A continuación, explicamos los síntomas y las sensaciones que acompañan a este tipo de afectaciones en las poleas.

¿Qué son las poleas de los dedos?

En primer lugar, haremos un breve recuerdo anatómico para entender la gran importancia de las poleas. Además, este estudio ayudará a entender mejor la estructura interna de las mismas.

La musculatura flexora de los dedos tiene su origen en el antebrazo, discurre en forma de tendones a través de la muñeca y después, cada tendón se dirige a los huesos de los dedos correspondientes. Estos tendones están envueltos por dos tipos de vainas: 

  • Vaina sinovial, con líquido que permite el correcto deslizamiento y movilidad del tendón. 
  • Vaina fibrosa o poleas, anillos de tejido fibroso cuya función consiste en mantener los tendones flexores pegados a los huesos de los dedos, realizando con eficacia la flexión del dedo. Se diferencian 5 poleas anulares (A1, A2, A3, A4, A5) y 3 poleas cruciformes (C1, C2, C3).

¿Qué síntomas indican una rotura de poleas?

Es importante prestar atención ante cualquier molestia o dolor en los dedos, debido a la alta exigencia que implica este deporte en estas articulaciones tan pequeñas. Existen dos tipos de roturas:

  • Rotura parcial: si la polea no llega a romperse del todo.
  • Rotura total: si la polea se rompe y pierde su función.

Existen ciertas señales que pueden hacernos sospechar de una lesión en las poleas:

  • En el momento de la lesión, el escalador empieza a notar dolor en el dedo inmediatamente. Además, puede percibir un ruido similar al chasquido de una ramita, lo que suele asociarse a roturas totales de las poleas.
  • Dolor localizado en la parte palmar de los dedos, que aumenta al escalar con agarres en arqueos o doblar y tirar con el dedo implicado, lo que tensiona las estructuras dañadas. El agarre en extensión no suele ser tan doloroso.
  • Evolución del dolor de forma gradual, ya que en muchas ocasiones se sigue escalando, lo que empeorará el tejido dañado.
  • Dolor intenso o sensibilidad a la palpación directa sobre la polea afectada.
  • Inflamación o edema en la zona lesionada, en el momento de la lesión o después de los entrenamientos.
  • Limitación del rango de movilidad y fuerza, en especial la flexión completa de los dedos.

¿Cómo se producen las lesiones de poleas?

Este tipo de lesiones se producen durante la práctica de la escalada y asociado a ciertos movimientos:

  • Abuso de agarres en “arqueo”, al coger regletas (con la articulación interfalángica proximal en flexión de 90º y la interfalángica distal en hiperextensión), ya que existe una tracción máxima sobre el sistema de poleas.
  • Aumento repentino de la tensión sobre el tendón, si se pierde un pie durante un movimiento.
  • Cargas intensas y repetitivas de arqueos, sin intercalar periodos de recuperación, o escalar con fatiga acumulada.
  • Inadecuada progresión y falta de entrenamiento con suspensiones.  
  • No calentar lo suficiente antes de escalar.

En este artículo se muestra como la práctica habitual de escalada conduce a reacciones adaptativas en los dedos, necesarias para soportar las demandas del deporte.

Las poleas afectadas con más frecuencia son A2 y A4, ya que son las más grandes, rígidas y gruesas, por lo que tienen más importancia en la biomecánica articular. El dedo medio y el anular suelen afectarse más habitualmente.

¿Qué tratamiento se lleva a cabo ante este tipo de lesiones? 

Si existen sospechas de lesión, es aconsejable acudir a un profesional que realice una ecografía, prueba de elección para valorar la integridad de las poleas. En este artículo se muestra la precisión diagnóstica de la ecografía. Ante este tipo de lesiones es fundamental que exista una evaluación precoz, para comenzar con la recuperación adecuada a cada caso.

En función del grado de rotura, número de poleas afectadas y las características individuales de cada persona, el tratamiento puede ser conservador o quirúrgico. La cirugía es la opción que está indicada ante la rotura múltiple de poleas simultáneamente, o bien si fracasan todos los tratamientos anteriores.

Las consecuencias de esta lesión pueden provocar un fenómeno conocido como “cuerda de acro”, en el que el tendón ya no permanece pegado al hueso y pierde la capacidad de flexión del dedo. A largo plazo, podría aparecer rigidez articular o limitación de la movilidad.

¿Qué tratamientos hacemos en la clínica RECUPERATE ante una rotura de poleas? 

En primer lugar, realizaremos una valoración individual de tu caso mediante una ecografía, en la cual se valora la amplitud de la lesión y determina el tratamiento a seguir.

  • Disponemos de INDIBA, cuya aplicación local en el dedo lesionado es clave en las diferentes fases del tratamiento. En la etapa más temprana de la lesión, consigue un drenaje del dedo para evitar adherencias y acelera el metabolismo local. Una vez comienza la cicatrización de la polea, el objetivo que se persigue con esta tecnología es mejorar el flujo sanguíneo, estimular la regeneración del tejido y una correcta disposición del colágeno de manera ordenada y uniforme. El colágeno es responsable de que la polea sea resistente ante las tracciones.
  • También realizamos técnicas de fisioterapia invasiva, como neuromodulación o EPI (Electrolisis Percutánea Intratisular), que se realiza de manera directa sobre la zona afectada guiándonos con ayuda de la ecografía.
  • Te recomendaremos el método de inmovilización mediante una férula, ortesis o vendaje que sea más adecuado en cada etapa, e iremos supervisando la evolución para aconsejarte el tipo de entrenamiento en cada momento.
  • Completaremos el tratamiento con terapia manual, que se realizará por parte del fisioterapeuta, de movilidad activa y pasiva, para estimular el deslizamiento del tendón y disminuir la adhesión irregular del tejido que está cicatrizando.
  • Es recomendable una supervisión mediante control ecográfico de la polea y una valoración de la fuerza, para así distribuir la carga de los ejercicios adecuados al momento de la lesión.

Todo este tratamiento realizado a tiempo ayuda a mejorar la calidad del tejido y acelerar los plazos de recuperación. Además, es muy importante conocer este tipo de lesión para saber que movimientos se deben evitar para no agravarla y cómo se debe hacer una adecuada prevención.

Entre otras recomendaciones para retomar la rutina de entrenamientos, se aconseja realizar un control cargas progresivas: suspensiones correctamente pautadas, trabajo isométrico de baja intensidad y alta frecuencia, ejercicios con gomas, así como escalar inicialmente por debajo de tu nivel previo…

Será adecuado realizar un vendaje en H en la vuelta a la escalada y tener cuidado con los agarres que re realizan: no realizar arqueos y procurar alternar diferentes tipos de agarres, sobre todo en extensión.

Si sientes alguna de estas molestias en los dedos, ven a visitarnos. Tus poleas estarán en buenas manos para llevar a cabo un diagnóstico preciso y una pronta recuperación.